miércoles, 23 de enero de 2019

El discreto encanto de los tertulianos




Mientras dibujo, a diario mañana y tarde, tengo de fondo la televisión, a veces un canal, a veces otro. Lo hago porque si ocurre algo importante, quiero saberlo al momento, y parece que dentro de la desconexión a la que me llevan las viñetas, un pequeño hilillo sonoro me une a la Tierra. Como empiezo de buena mañana, lo que escucho suelen ser tertulias y si presto atención solo puedo hacerme cruces de lo mucho, casi todo, que saben los tertulianos.

Un pequeño adelanto por parte del presentador o presentadora, te cuenta que hoy los temas a tratar serán la inmersión en el sistema celular a través del Single Cell RNA-Seq, la elaboración de la auténtica tortilla de patatas, donde revelarán si debe o no llevar cebolla, los definitivos hallazgos sobre el asesinato de John F. Kennedy y por supuesto de cómo se debe perforar un túnel subterráneo aunque en el camino se encuentren pedruscos de Marte, para ello les acompañarán los mismos expertos de cada día.

Y es que lo saben todo. Les da igual hablar sobre el código penal, la guerra de las Galias, los taxímetros, la enfermedad de Tay Sachs, la cantidad de gases que debe expulsar el cuerpo humano, cine, libros, política, deporte, religión,  y la fauna y flora nacional.

A menudo ni siquiera se ciñen a un guion sobre el que hayan podido informarse la noche antes, ya que en general lo que impera es la actualidad, y si a las 5 de la madrugada un meteorito ha caído sobre Tegucigalpa, saben de dónde viene, por qué se ha desprendido, de qué material está compuesto y por supuesto, cómo se debía haber evitado que se estrellara sobre el Cristo del Picacho (del que también nos darán más de una referencia)

Supongo que el permanecer ahí, en el plató, día tras día, se debe a que el espectador tiene un desconocimiento sobre toda materia inferior -si cabe- al del infiltrado, pero a mí, que nada sé de células, ni JFK, ni galerías mineras, me preocupa que la opinión de expertos en tanto, influya en una mayoría incapaz de investigar por sí mismo. Eso sí, ya les adelanto que la tortilla de patatas real, de cebolla, nada, y ya pueden venir en masa a contradecirme los tertulianos de Atresmedia, que como saber lo saben todo, sabrán que es mucho mejor que me dejen dibujar en paz.