martes, 26 de febrero de 2019

Vuelva usted mañana (o mejor, pasado)




O incluso dentro de una mes, porque resulta que durante ese tiempo -más o menos- he de dedicarme a la web y otros menesteres, y publicar lo mismo en cuatro sitios a la vez, me parece de lo más absurdo y/o cansino. Si hago un balance rápido de las redes de las que más beneficio obtengo, este blog arroja números rojos lo mires por donde lo observes, así que sin chapar el chiringuito y mientras dure la odisea del traspaso íntegro a mi página, os veréis obligados a, o bien prescindir de mi gracia artística innata o, a visitarme en face o insta. ¿No tenéis? Pues a tirar de web sin comentario alguno. 

Este adiós sí maquilla un hasta luego...

viernes, 22 de febrero de 2019

I can sing in the rain




Igual no es ni medianamente buena, casi desconocida, puede que simple, cansina, apoteósica, heavy, rápida, lenta o archifamosa, pero todos tenemos una canción que nos transporta a otro tiempo, que nos dejó huella por varios o por ningún motivo en particular, que de vez en cuando buscamos y nos eriza la piel, y que por todo ello y cosas que no hace falta contar, podríamos considerar... la canción de nuestra vida. 
Que tengáis un fantástico fin de semana. 

I can see the rain - New Trolls - 1978 

https://www.youtube.com/watch?v=NI0scLVSAow

miércoles, 20 de febrero de 2019

Nadie hablará de nosotras cuando hayamos muerto (de hambre)







En la actualidad puede usted reivindicar todo lo que guste, desde la libertad sexual hasta el comer con los dedos, no tener ni un pelo en el cuerpo, llevar lo sobacos como un oso, falda para los hombres que no sean escoceses, la independencia de su aldea, calefacción para los andamios o fumar en las guarderías. Se puede alistar en la celebración de días internacionales de lo más variopinto, como el de los calcetines perdidos, el de beber con popete, de la gente peculiar o del chocolate agridulce. Pero en cambio y para aumentar mi cólera hacia la sociedad, no existe celebración alguna para los y las curvigordis. Los susodichos son personas con los mismos atributos orgánicos que cualquier otro, con su cabeza, sus ojos, orejas, tetas, culo, caderas, genitales  y hasta pies, y lo que les diferencia del resto de mortales no es nada más que su perímetro. Eso y que la ropa que se teje para ellos parece diseñada por la Santísima Inquisición.

¿Hay alguna ley que prohíba a los modistos diseñar una camiseta de Los Ramones en la talla 50? ¿Es necesario que una curvigordi entre en Zara y le quede pequeño hasta el bote de colonia?

 Existen tiendas en las que al fondo a la derecha, al lado de los lavabos, ofrecen tallas grandes y una se dirige al habitáculo con cierta alegría y esperanza, para llegar y encontrarse con toda una ristra de blusas negro carbón más propias de un entierro de los Tarantos que de una mujer del siglo XXI perteneciente a una sociedad en la que más del 60% de la gente tiene sobrepeso.

No creo que haya persona alguna en el mundo que reciba más consejos de propios y ajenos que un gordo, aunque provengan de un calvo, un feto malayo, un orejudo, un paticorto, una jirafa, un desdentado, un huesudo o un estúpido : “No comas lechuga por la noche, bebe cola de caballo, anda mucho, pasa del ascensor, olvida la sal, haz pilates, bici, aquagym, escalada (no, escalada, no), nada, salta, evita comidas sociales, si piden un helado tómate un poleo, agujas en las orejas, hipnotízate, engulle solo piña o date un paseo de 15 Km cada noche antes de acostarte”. Un auténtico suplicio.


Digo yo que el estar como el espíritu de la golosina debe ser el colmo de la felicidad, y a uno le desaparecen todo tipo de problemas cada vez que se cuenta las costillas con solo pasarse un pluma por  el tórax, y se levanta del sofá dando tres volteretas, y en Stradivarius le cabe el bote de colonia en los bolsillos de la talla 36. Pero en serio, no nos den el coñazo, cómanse ustedes el bote de ananás,  anden lo más lejos posible, piquen alpiste en la cena y sobre todo, sobre todo, admiren más obras de Peter Paul Rubens y encuentren la gracia a su perspicacia. 

lunes, 18 de febrero de 2019

Laberinto de pasiones (y versiones)






¿Recuerdan ustedes aquellos tiempos de nuestra juventud en los que a la chica le gustaba un chico (o varios) al chico una chica (o varias) y algunos teníamos algún amigo homosexual y alguna amiga lesbiana? Pues que sepan que eso está más anticuado que hacer la comunión.

Hay más tipos de relaciones hoy en día que personas para practicarlas, y si no pregunten a cualquier joven que no sea del Opus, cuál es su tendencia sexual. Van a flipar (si es que aún conservan su capacidad de sorpresa)

No hablamos de prácticas sexuales, eso ya queda muy claro cuando entran en cualquier web de videos porno en plan “va, me voy a hacer una paja que estoy aburrido/a” y se encuentran con una lista de categorías que pasan por Milf, Shemale, Threesome, Homemade, Creampie, Femdom, Swallow Cum, Cumshot, BDSM, Stocking, Licking o Jerking (no hace falta que dominen el inglés, que las imágenes ya son suficientemente gráficas) Pero que no es eso, que lo que les voy a explicar son las tendencias de pareja, las diferentes relaciones amorosas o cómo hemos evolucionado desde que Adán y Eva pecaron con una simple manzana.  

Un consejo: No le cuestionen a una persona inmersa en la juventud, si tiene novio/a, porque su respuesta les puede dejar a cuadros (a no ser que hayan leído este artículo y queden como unos maduros puestos y modernos)

Opciones:

1.       Colectivo LGBTIQ (cada vez con más letras) que agrupa a Lesbianas, Gays, Bisexuales, Transexuales, Intersexuales y Queer.
a)      Lesbianas: Mujeres a las que le gustan las mujeres
b)      Gays: Hombres a los que les gustan los hombres
c)       Bisexuales: Personas a las que les gustan hombres y mujeres
d)      Transexuales: Persona que se identifica con el género opuesto a su sexo biológico, por lo que se sienten atraídos por los de su mismo sexo biológico
e)      Intersexual: Presenta conjuntamente caracteres sexuales masculinos y femeninos
f)       Queer: Consideran que los géneros, las identidades sexuales y las orientaciones son construcciones culturales, por lo tanto les gustan las personas, más allá del género

2.       Asexual: Personas que no experimentan atracción sexual por nadie
3.       Pansexual: Puede sentirse atraído por cualquier persona LGBTIQ
4.       Demisexual: persona incapaz de sentir atracción sexual hacia otra, a no ser que primero haya establecido un fuerte vínculo emocional
5.       Digisexual: Atracción sexual por la tecnología (robots, hologramas,  seres virtuales…)

Como verán (y probablemente alguna me dejo) el abanico de opciones a la carta es amplio y variado y mientras se trate de amar y no de guerrear, mientras ambas partes estén de acuerdo y mientras siempre la propia voluntad sea lo primordial, allá cada cual con su cuerpo y su actividad sexual. Y lo único que me atrevería a sugerir a la juventud (por mi papel de madre, por mi edad o que a pesar de mi mente abierta sé que hay actos que en el futuro te pueden pasar factura) es que tampoco se dejen llevar por las modas o las influencias ajenas, que hay tiempo en la vida para probar, y que llegar a los 30 harto de todo, no es lo más recomendable. ¿No? 



viernes, 15 de febrero de 2019

No sos vos, soy yo, yo y yo




Entre los muchos modismos que padecemos (y lo llamo modismo por no decir gilipollez) hay uno que me resulta de lo más falso y cansino, sobre todo entre sus practicantes más vistosos.  

Lo llaman “amarse a sí mismo sobre todas las cosas” y a mí me suena a “oda a mi ombligo” con lo cual y sin permiso, lo voy a bautizar con el palabro: “Ombligocentrismo”

¿En qué se basa exactamente? Pues verán, ante todo han de tener unos cuantos espejos repartidos por su estancia, y cada vez que se vean reflejados en él, lancen un beso, halaguen la estampa y repítanse lo mucho que se quieren. Las frases optativas y recomendables son: ¡Tú puedes! ¡Vamos a por ellos! ¡Avanti  popolo! o ¡Apartad, cucarachas! Las claves para conseguir una autoestima por encima de la de Donald Trump, las pueden encontrar en miles de webs dispuestas a fortalecer su ego y ponerse en primer lugar por delante de hijos, parejas, conocidos varios y chusma al uso. Usted tiene súperpoderes escondidos y los vamos a encontrar con cinco sencillos pasos.

1.       Ha de convencerse de que el centro del Universo es usted, y que no hay astro que le haga sombra. Si Copérnico viviera, invalidaría su teoría heliocéntrica para designarlo como núcleo de la galaxia. Al despertar repítase veinte veces: Soy el Sol.

2.       Si su vástago le dice a eso de las 14 h. que tiene hambre, conteste con rotundidad y firmeza: Just a moment, me voy a inglés and after to the gym. No titubee ni sienta compasión, primero usted y luego la famélica legión.

3.       Si su hermana le telefonea modo mar de lágrimas porque todos los del Meetic son unos cayos malayos, no decaiga ni flaquee, dígale que usted no se puede permitir que le expidan energía negativa ni que le extraigan un ápice de la positiva. Que se compre un espejo y se apunte a pilates.

4.       Desconecte el móvil en sus horas de sueño; si arde el edificio, su madre se cae por las escaleras o su hija se queda sin gasolina en la AP7, no es su problema, ni ha de sentirse culpable; cuando al conectarlo por la mañana tras repetir lo del Sol, verá cincuenta llamadas perdidas que no habrán alterado su descanso y que otros habrán solucionado sin que a usted se le haya movido el antifaz de pepino.

5.       No acepte consejos ni advertencias, usted llegados a este punto es sabio y erudito, y su vida, resoluciones y caminos, son solo suyos y rozando la perfección. Recuerde que está por encima de la chusma y se basta y se sobra para saber lo que su cuerpo serrano le pide.

Si consiguen llevar a raja tabla estos sencillos 5 puntos, la probabilidad de que sea más feliz que una perdiz consigo mismo, es tan alta como la de que se quede más solo que la una para los restos, lo cual y teniendo en cuenta que el amor que se profesa es infinito e inconmensurable, se la va a pelar que la humanidad le dé la espalda. Eso sí, si su pareja se pira con una estrella fugaz, si sus vástagos lo incapacitan a los 60, si  con un espejo se parte la crisma o si simplemente entra en uno de esos agujeros de la soledad, ni se le ocurra ponerse en contacto con nadie porque seguramente andarán en horas ociosas o con la mascarilla de aguacate o en eso del just a moment, que me voy a la pelu.

Bye, bye!

miércoles, 13 de febrero de 2019

Por qué lo llaman San Valentín cuando lo deberían llamar San Valentón?






Si se hiciera una encuesta mundial sobre el mejor sentimiento que se puede llegar a percibir, me juego mi dominio web a que por abrumadora mayoría el ganador sería el amor. Y si a su definición concreta nos referimos “sentimiento intenso del ser humano que, partiendo de su propia insuficiencia, necesita y busca el encuentro y unión con otro ser” nocivo no parece ser.  

Parece, he dicho. Porque si alguna vez habéis estado enamorados, sabréis que no hay nada más desequilibrante, bipolar y tremendamente jodido, que el amor. Vale, acepto que cuando lo del cosquilleo y las ganas de comértelo/a a besos, caminas por la vida como si hubieras crecido un palmo, te invade la euforia, saludas al cartero, ves delfines en el horizonte marítimo, adelgazas, quieres viajar a París, desayunar en la Toscana, reformar el vestuario, reír hasta viendo el sorteo de la Once, subir en globo, bajar en paracaídas, oler su camiseta, llevarte el móvil a la ducha por si llega su mensaje, y por supuesto hacer el amor (follar entonces no se folla). El problemita llega cuando –y según los estudios científicos- pasan a lo sumo dos años y todo, hasta la barriga, se cae. Y así fue, es y será.

Porque como las ruedas de un coche, la piruleta en la boca, la tinta del boli Bic o las pilas del vibrador, todo acaba por desgastarse y pasar a mejor vida. Y en este caso a mejor mariposa (que es otra cosa)

Cuando –con convivencia o sin ella- sale usted una mañana de casa y siente un peso sobre los hombros que le hace menguar dos palmos, le invade un no sé qué que qué sé yo, le gira la cara al cartero, ve un petrolero en el horizonte marítimo, se pone como un cerdo, cancela el viaje a la región parisina porque se juega el derby, desayuna un café solo en el bar de la esquina, sigue con la camisa a cuadros que le regaló en el San Valentín del año pasado, llora porque no le ha tocado el cupón, sube en ascensor y baja a pata, huele a coliflor al llegar a casa, se queda sin batería en el móvil aposta, y por supuesto folla una vez a la semana sin preliminares ni música de fondo, ha llegado usted al final de una etapa, a no saber qué le vio ni qué gracia le encontró, a decidir que el mejor sentimiento lo proporciona el escapismo, y a entender por qué a los ricos y famosos les dura menos una pareja que el chocolate en mi alacena.

Así que si se embarcan, si les tienta, si lo advierten, que sepan que tiene fecha de caducidad y estén preparados, y eso sí, mientras dure,  vuelen a París, saluden al personal, rían con los delfines y hagan todo cuanto puedan, el amor.

Feliz San Valentón!

viernes, 8 de febrero de 2019

Ese muerto está muy vivo





Vamos a ponernos serios porque hay que hablar de la muerte. De la muerte relativa. De la posible muerte. Vamos, de una muerte diferente. En seguida lo entenderán.

Vi un programa anoche sobre la criogenización, ya saben, ese método que consiste en congelarte al morir por si en un futuro algo se descubre para hacerte resucitar. O sea, lo que hizo Jesucristo con Lázaro hace más de dos mil años, pero en versión sofisticada y con más glamur que un tipo barbudo y plasta que te despierte del letargo eterno a grito pelado y ordenando ¡venga, levántate y anda! 
Y para empezar les voy a dar un disgusto, Walt Disney no está congelado. Si pensaban volver a verlo dibujándole las orejas a Mickey, olvídenlo y denlo por muerto para los restos. En el mundo sólo hay un lugar donde se lleva a cabo la susodicha práctica, está en Arizona y Walt no cuenta entre los 124 cadáveres heladitos de frío.

Si pretenden tener más vidas que un gato y saber lo que se cuece en el 2100, preparen primero 150.000$ más gastos de envío, porque el fiambre ha de llegar a la empresa antes de 48 horas. Es decir, supongamos que a usted le atropella un tráiler hoy a las 12 h en la NII a su paso por  Bujaraloz. Le deja más plano que al Correcaminos, desfigura su cráneo, retuerce las tibias, abre las tripas en canal y presumiblemente lo mata. Su familia, que de antemano sabe que reservó su tanque de nitrógeno líquido en Alcor, en vez de llorar o enzarzarse con el camionero, lo que debe hacer prestamente es ponerse a buscar en Booking un vuelo a Scottsdale. Imaginemos, ya puestos a soñar,  que lo encuentran (desde Barcelona, sin huelga de taxis  y haciendo escala en New York y Phoenix) y a la llegada al aeropuerto de Yuma, un coche fúnebre les espera ya con el aire acondicionado bajo cero.

Lo primero que le harán al difunto (o a lo que queda de él) es darle de hostias –como si no hubiera tenido bastante- para revivirlo durante unos segundos, ya que insisten en que las células no mueren hasta pasados dos días, luego se extrae la sangre y se inyecta líquido criogénico en su lugar, se sumerge en una bañera de hielo para que se vaya acostumbrando a lo que le espera y se traslada al tanque con otros 3 fallecidos y una cabeza. Sí, un detalle que había olvidado mencionar: puede usted criogenizar solo su cabeza en el caso de haber muerto en la toma de la Bastilla o  en la película Seven, y en su día, si eso,  ya se la coserán a otro cuerpo decapitado.

Otro dato importante es que se lleve consigo (sus familiares en este caso, que usted está kaput) un cofre o caja decorada con recuerdos de su vida, porque existe una alta probabilidad de que no recuerde ni lo del camión cuando despierte, y le va a servir de gran ayuda una foto de sus abuelos si despierta en el siglo XXX con la mitad de la población en Marte y la otra viviendo en cápsulas de oxígeno activo.

Y eso es todo. Pero con tanto detalle e información, y visto lo que cuesta en vida (pago por adelantado) lo del resucitar en un futuro, yo tengo un arcón congelador del tamaño de un tráiler que les ofrezco por 500 pavos. Y lo de las hostias es optativo.

jueves, 7 de febrero de 2019

la vida es ella (Pati)




Tengo una fan number one que en horas de clase lee mi blog. Cuando algo le impacta me manda una captura de pantalla vía whatsapp con expresiones calificativas del tipo “jajajaj” o “joder qué bueno” seguido habitualmente de corazones y besos. Si la cosa va de feminismo probablemente lo comparta en su historia, si hace referencias a hechos del pasado no célebres me dice que no ha entendido la mitad y no conoce a Torrebruno. Pero ahí está de cuando en vez, si le pica, se aburre, recuerda que tiene que leer y leer y leer, o, como ella dice, farda con los colegas de una madre creativa.

Creo que cada día, mientras comemos y vemos un episodio de Grace y Frankie, le digo lo mucho que la quiero, lo increíblemente guapa que es, y que se tome un plátano. Y seguro que cada semana, cuando me cuenta de sus ligues, sus aspiraciones, su radicalidad contra el machismo, su entreno o sus viajes en tren encontrándose a todas aquellas con las que se lió en tal fiesta de tal día, le digo lo mucho que la admiro y lo inmensamente (con superlativos incluidos) orgullosa estoy de ella.

Desde el corazón os digo que tuve una suerte inmensa con toda esa confabulación del universo que hizo que nuestro destino se cruzara, se cruzara y se quedara quieto en GuangNing, a la espera de que su padre y yo la fuéramos a buscar, hace exactamente diecinueve años y tres semanas, con todo lo  que desde entonces ha pasado, con todos los sustos de patinetes, bicis, motos y partidos. Con esos desamores que le duran unas horas, con febradas, exámenes, recogidas de madrugada en discos, viajes, invasiones de casa con la pandilla, preguntas sin respuesta, genio y millones de sesiones de besos.

Que ni dibujándola me podría haber quedado mejor, que su perfección se ha ido haciendo a base de confianza y anarquía, y que he tenido la suerte –hemos tenido la suerte- de que la historia nos ha salido redonda y satisfactoria.

Le queda la tira por ver y conocer, por llorar y troncharse de la risa, pero si los cimientos son la base de una edificación, el colchón que le hemos proporcionado toda la familia y amigos, lo va a tener ahí como punto de partida, como referencia ante los momentos agrios y para saberse merecedora de lo mejor.

Aunque unos días tarde, gracias Pati, por estos años y por los que nos quedan. Eres  -y lo guay es que lo sabes- una tipa cojonuda. Love, love, love. 
Mami.

PD: Y sécate el pelo.  

domingo, 3 de febrero de 2019

La sombrilla del diablo




Esta mañana -no recuerdo a cuento de qué y casi que mejor- me ha dado por pensar en las posesiones maléficas por parte de espíritus. Y me pregunto por qué siempre se trata de almas perversas, de niños que murieron en una casa con buhardilla, tarados que guardaban órganos humanos en el sótano, viejas que rodaron escaleras abajo en una silla de ruedas o demonios que babean en verde y convierten las cervicales en giros de 360 grados. A ver por qué no puede poseerte uno que haya pasado a la historia por sus bonanzas y afables hazañas. Que se adentre en tu cuerpo Nelson Mandela, que te invada la esencia de Gandhi, que en un soplo de aire frío te posea Mary Poppins. ¿A qué viene que tu niña esté viendo los Teletubbies en el televisor y le penetre por los ojos Charles Manson en vez de Laa-Laa o Po? ¿Dónde anda la sustancia etérea de Michael Landon corriendo por la pradera y llorando en cada puesta de sol, de Chanquete asando sardinas para los niños que silban en bicicleta o de Diana de Gales ofreciendo rosbif a los indigentes?

No entiendo que todos los espíritus que flotan en el ambiente y se han quedado en ese limbo a la espera de que resuelvas su asesinato, sean crueles y rencorosos, y que disfruten de lo lindo escondiéndose tras los ojos de una muñeca antigua, moviendo los columpios a las tantas de la madrugada o apareciendo al final de los pasillos andando a cuatro patas por el techo,  mientras que los bonachones que podrían poseerte con dulzura y sin aspavientos, estén tan anchos en las alturas viendo como los exorcistas se llenan los bolsillos y declaman en latín atándote a la cama y leyéndote pasajes de la Biblia a grito pelado.

Sin embargo, claro,  no me imagino a Jack Nicholson en El Resplandor  poseído por Gloria Fuertes, pasillo arriba pasillo abajo recitando “cada oveja con su pareja y cada pato con su pata”. Ni a Linda Blair en El exorcista, embrujada por Torrebruno cantando que tigres y leones quieren ser los campeones. Será que no acojona (o bueno, sí, pero de otra manera).

En fin, que si me han de poseer (y no puede ser en vida Russell Crowe) me pido a Jane Austen, Tamara de Lempicka o Doris Day, que miedo ya doy sin ánima posesiva alguna.

Vade retro, Satanás.


viernes, 1 de febrero de 2019