Esta mañana -no recuerdo a cuento
de qué y casi que mejor- me ha dado por pensar en las posesiones maléficas por
parte de espíritus. Y me pregunto por qué siempre se trata de almas perversas,
de niños que murieron en una casa con buhardilla, tarados que guardaban órganos
humanos en el sótano, viejas que rodaron escaleras abajo en una silla de ruedas
o demonios que babean en verde y convierten las cervicales en giros de 360
grados. A ver por qué no puede poseerte uno que haya pasado a la historia por
sus bonanzas y afables hazañas. Que se adentre en tu cuerpo Nelson Mandela, que
te invada la esencia de Gandhi, que en un soplo de aire frío te posea Mary
Poppins. ¿A qué viene que tu niña esté viendo los Teletubbies en el televisor y le penetre por los ojos Charles Manson en vez de Laa-Laa o Po? ¿Dónde anda la
sustancia etérea de Michael Landon corriendo por la pradera y llorando en cada
puesta de sol, de Chanquete asando sardinas para los niños que silban en
bicicleta o de Diana de Gales ofreciendo rosbif a los indigentes?
No entiendo que todos los
espíritus que flotan en el ambiente y se han quedado en ese limbo a la espera
de que resuelvas su asesinato, sean crueles y rencorosos, y que disfruten de lo
lindo escondiéndose tras los ojos de una muñeca antigua, moviendo los columpios
a las tantas de la madrugada o apareciendo al final de los pasillos andando a
cuatro patas por el techo, mientras que los
bonachones que podrían poseerte con dulzura y sin aspavientos, estén tan anchos
en las alturas viendo como los exorcistas se llenan los bolsillos y declaman en
latín atándote a la cama y leyéndote pasajes de la Biblia a grito pelado.
Sin embargo, claro, no me imagino a Jack Nicholson en El Resplandor
poseído por Gloria Fuertes, pasillo
arriba pasillo abajo recitando “cada oveja con su pareja y cada pato con su
pata”. Ni a Linda Blair en El exorcista, embrujada por Torrebruno cantando que
tigres y leones quieren ser los campeones. Será que no acojona (o bueno, sí, pero
de otra manera).
En fin, que si me han de poseer
(y no puede ser en vida Russell Crowe) me pido a Jane Austen, Tamara de
Lempicka o Doris Day, que miedo ya doy sin ánima posesiva alguna.
Vade retro, Satanás.