lunes, 1 de julio de 2019

Punto (de vista)





-     ¿Susan, qué esperas de la vida, ?
-          ¿Que qué espero? ¿Crees que esa es la mejor pregunta para empezar un tranquilo paseo?
-          Bueno, si voy a dormir el resto de mi existencia contigo, es algo a tener en cuenta.
-          Pues... supongo que lo que todo el mundo. Encontrar el ansiolítico adecuado, un restaurante francés en la esquina, alguien con quien debatir y que me encuentren el punto G intelectual.
-          A veces tus respuestas me marean.
-          A ti te marea el simple hecho de estar gravitando en el universo.
-          Sí, también es cierto, pero me ayudaría encontrar alivio en tus contestaciones.
-          No voy a decirte que espero que seas mi hombre definitivo.
-          Gracias, eres un gran apoyo en  los momentos de baja autoestima.
-          ¡Por favor! ¿Cuándo fue la última vez que te sentiste satisfecho contigo mismo?
-          Lo recuerdo perfectamente, cuando aquella noche me dijiste que había estado brillante.
-          Sabes muy bien que no me refería al polvo, sino a aquel preservativo luminoso que utilizaste.
-          Eso no lo habías especificado.
-          ¿Quieres que compremos naranjas?
-          ¡Eres increíble! Yo hablándote del futuro de nuestra relación, de los próximos veinte años de nuestras vidas y tú pensando en el ácido cítrico.
-          ¡No nos vamos a alimentar de amor y charlas!
-          ¿Amor? ¿Has dicho amor? ¿Quieres decir que me amas?
-          ¡Buf! El amor es un concepto muy abstracto ¿Recuerdas aquel cuadro que vimos en el escaparate de Murphy’s?
-          ¿Te refieres a aquel gran lienzo blanco con un punto rojo en una esquina?
-          El mismo. Ese es mi concepto del amor.
-          Pero, pero... ¡es angustiante!
-          Parece que lo vas entendiendo.
-          Definitivamente todo me da vueltas. Acabo de descubrir que sólo soy un punto en tu plano.
-          Al menos eres el único. Imagina que hubiera puntos suspensivos...
-          Si hubiese sabido de tu crueldad, jamás te habría abordado por la calle.
-          No me abordaste, te caíste encima de mí.
-          ¿Podrías decirme algo romántico una vez a la semana?
-          ¿Te fijaste si quedaba salsa de soja en la despensa?
-          Estos paseos me provocarán una úlcera de estómago.
-          Tal vez sea mejor que te quedes en casa, el dióxido de carbono te vuelve muy existencialista.
-          Yo también te quiero.