lunes, 8 de octubre de 2018

Misión a Marte (...Cargando)




En varias ocasiones a lo largo de mi vida, he estado tentada a pirarme lo más lejos posible de mi entorno, y no porque éste haya sido negativo o nocivo para mi estado físico o emocional; me atrevería a asegurar que cuando uno huye por propia voluntad, en realidad lo hace –inconscientemente- de sí mismo y su manera de interactuar con el mundo que le rodea. El caso –que no va este escrito de introspecciones ni  sicología cognitiva- es que a veces, cuando nos da por imaginarnos a cientos de miles de quilómetros de nuestro origen, evadiendo soliloquios, decisiones, arrepentimientos o penas, nos visualizamos en un cohete de múltiples fases y combustión secuencial, que sea capaz de depositarnos en un planeta anárquico sin más vida que la de algo de hidrógeno y una bocanada de oxígeno.

Hace unos meses, leyendo una entrevista a Anna Lee Fisher -química, doctora en medicina y astronauta, Jefa de la División de la Estación Espacial de la Oficina de Astronautas de la NASA- me sorprendió que terminara la misma con una frase que abría mi horizonte para cuando esos momentos de escape virtual: “Creo que volveremos a la Luna, instalaremos una base y la utilizaremos de plataforma para ir a Marte en unos 10-15 años”

Confieso que si soy incapaz de meterme en un ascensor, veo difícil pasarme un año de vuelo con microgravitación, centrifugación y despresurización alternativamente, pero puestos a imaginar, el planeta rojo me resultaba de lo más apetecible. Me resultaba hasta hoy, cuando para mi desdicha onírica y esperanzadora, he conocido la noticia de que –y cito textualmente el titular-: “Viajar a Marte destruirá el tejido intestinal de los astronautas”. Me han hundido.

Las pruebas hasta la fecha han sido realizadas en ratones, sometidos a una radicación similar a la que los viajeros sufrirían en esos doce meses de trayecto interestelar, confirmando que los intestinos de los roedores sufren un daño irreparable que podría desembocar en una grave enfermedad. Dicho lo cual, y a la espera de encontrar un método menos invasivo para los astronautas (y personal de a pie que huya de sí mismo) las futuras misiones a Marte, quedan suspendidas.

No intuía yo, a estas alturas de mi vida, tener que incluir a la NASA en mi lista negra de impresentables.

PD: ¿Disponen de referencias sobre la Роскосмос (Agencia Espacial Federal Rusa)?